La Dieta Mediterránea es una valiosa herencia cultural que representa mucho mas que una simple pauta nutricional, rica y saludable. Es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas.
Entre las muchas propiedades beneficiosas para la salud de este patron alimentario se puede destacar el tipo de grasa que lo caracteriza ( aceite de oliva, pescado y frutos secos ), las proporciones en los nutrientes principales que guardan sus recetas ( cereales y vegetales como base de los platos y carnes o similares como "guarnición" ) y la riqueza en micronutrientes que contiene, fruto de la utilización de verduras de temporada, hierbas aromaticas y condimentos.
Así lo reconoció y celebró la UNESCO inscribiendo la Dieta Mediterranea como uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La alimentación saludable que nos proporciona la Dieta Mediterranea es perfectamente compatible con el placer de degustar sabrosos platos.
La pirámide tradicional de la Dieta Mediterránea se ha puesto al día para adaptarse al estilo de vida actual.
Sitúa en la base los alimentos que deben sustentar la dieta, y relega a los estratos superiores, gráficamente mas estrechos, aquellos que se deben consumir con moderación.
Pero además se añaden indicaciones de orden cultural y social íntimamente ligados al estilo de vida mediterráneo, desde un concepto de la dieta entendida en un sentido amplio.
No se trata tan solo de dar prioridad a un determinado tipo de alimentos, sino a la manera de seleccionarlos, de cocinarlos y de consumirlos.
También refleja la composición y numero de raciones de las comidas principales.
Se recomienda una o dos raciones por comida, en forma de pan, pasta, arroz. Deben ser preferentemente integrales ya que algunos nutrientes y fibra se pueden perder en el procesado. Las verduras deberían estar presentes tanto en la comida como en la cena, aproximadamente 2 raciones en cada toma. Por lo menos una de ellas debe ser cruda. La variedad de colores y texturas aporta diversidad de antioxidantes y de sustancias protectoras. Se debe garantizar el aporte diario de entre 1.5 y 2 litros de agua. Una correcta hidratación es esencial para mantener un buen equilibrio de agua corporal, si bien las necesidades varían según la edad de las personas, el nivel de actividad física que se realice, la situación personal y las condiciones climáticas. Además de beber agua directamente, el aporte de liquido se puede completar con infusiones de hierbas con azúcar moderado. |